viernes, 24 de julio de 2009

Poco

escribe con carbón y en mi pensamiento,
que cruzamos océanos de tiempo
dibujando los garabatos de mis fantasías
promueves a cielo abierto palabras de escaso cuerpo
generando desconcierto y desazon
poco es tanto cuando poco necesitas

Buscando un arco iris infinito

y si el miedo te prolonga
si tu luna no alumbra
si tu cuerpo ya no da mas
si ya no escuchas el canto de los mares
si ya no sueñas con hermosos lugares
si tu mirada esta en otro lugar
solo habra que mirar al cielo
y esperar que cese la lluvia
y vuelva a brillar el sol
en ese momento sin que nadie lo haya ordenado,
aparacera el arco iris
y entonces podras volver a robarle un color

jueves, 23 de julio de 2009

Pequeña flor

Y ella solo vuela con sus alas
Y estremece mi pensamiento
Y pienso que el viento a veces puede herir
Pero no mata tanto como el eco de su suspiro
Y es que sus ojos de celeste cielo
Me mostraron lo oscuro que puede ser un arco iris
Y el deseo de pensar
Se enfrenta con el sentimiento

de un debil ser

quien fuere un roble cobarde y austero,
fija su mirada hacia el cielo,
y no distingue los colores.
pues para el todo es oscuro,
se refugia en las sombras,
no quiere oir suspiros,
se siente solo...
esta asustado...
nunca sabra porque sera
pero el miedo entumece sus manos
no lo deja pensar...ni sentir
afirma que no es un cobarde,
que no le teme a nada
pero algo es cierto
tiembla cuando su dama
¡oh hermosa mujer tan fragil y limpia!
lo apuñala con su mirada
llena de lagrimas...

Texto surrealista de Antonin Artaud

El mundo fisíco todavía está allí. Es el parapeto del yo el que mira y sobre el cual ha quedado un pez color ocre rojizo, un pez hecho de aire seco, de una coagulación de agua que refluye.Pero algo sucedió de golpe.Nació una arborescencia quebradiza, con reflejos de frentes, gastados, y algo como un ombligo perfecto, pero vago y que tenía color de sangre aguada y por delante era una granada que derramaba también sangre mezclada con agua, que derramaba sangre cuyas líneas colgaban; y en esas líneas, círculos de senos trazados en la sangre del cerebro.Pero el aire era como un vacío aspirante en el cual ese busto de mujer venía en el temblor general, en las sacudidas de ese mundo vítreo, que giraba en añicos de frentes, y sacudía su vegetación de columnas, sus nidadas de huevos, sus nudos en espiras, sus montañas mentales, sus frontones estupefactos. Y, en los frontones de las columnas, soles habían quedado aprisionados al azar, soles sostenidos por chorros de aire como si fueran huevos, y mi frente separaba esas columnas, y el aire en copos y los espejos de soles y las espiras nacientes, hacia la línea preciosa de los seno, y el hueco del ombligo, y el vientre que faltaba.Pero todas las columnas pierden sus huevos, y en la ruptura de la línea de las columnas nacen huevos en ovarios, huevos en sexos invertidos.La montaña está muerta, el aire esta eternamente muerto. En esta ruptura decisiva de un mundo, todos los ruidos están aprisionados en el hielo; y el esfuerzo de mi frente se ha congelado.Pero bajo el hielo un ruido espantoso atravesado por capullos de fuego rodea el silencio del vientre desnudo y privado de hielo, y ascienden soles dados vuelta y que se miran, lunas negras, fuegos terrestres, trombas de leche.La fría agitación de las columnas divide en dos mi espíritu, y yo toco el sexo mío, el sexo de lo bajo de mi alma, que surge como un triángulo en llama